domingo, 4 de mayo de 2008

4-5-08. Abantos. Cueva Valiente

El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo.
Winston Churchill

Hoy me propongo enlazar dos duras subidas. Primero, el conocido alto de Abantos, tantas veces recorrido en la Vuelta Ciclista a España, y a continuación la subida al pico de Cueva Valiente, extraño nombre para una subida colosal. Dejo el coche en el área recreativa el Tomillar, en la carretera de El Escorial a Guadarrama. Aquí mismo comienza la subida a Abantos, por una vertiente que, a mí particularmente, me gusta más que la subida desde el monasterio, ya que desde el primer momento transcurre por zonas boscosas, y se evita de ese modo callejear por San Lorenzo del Escorial. De cualquier modo, a partir del km 4 o 5 se unen las dos subidas. A partir de ese punto, comienza la parte más dura de la ascensión, sobre todo una vez pasado el arboreto Luis Ceballos. Más o menos 1 km después del arboreto, comienza un tramo durísimo de 1,5 km, con porcentajes superiores al 15%, hasta remontar el collado y asomarnos a la vertiente abulense de la sierra. Desde aquí hasta el alto quedan 2 km de pendiente llevadera. Inicio el descenso por una carretera en perfecto estado, asfaltada con motivo o por lo menos coincidiendo con la última Vuelta a España. En algunos tramos de bajada el cuenta supera los 60 km/h. Llego rápidamente al cruce donde tomo el desvío de la izquierda para encaminarme al cámping de Peguerinos. Desde aquí comienzo de nuevo a subir, primero de forma suave. A la altura del cámping supero una cancela para continuar por la pista que lleva al embalse de Peguerinos, que se encuentra a rebosar tras las últimas lluvias. En la cola del mismo, encuentro un cruce en el que me desvío hacia la derecha para, tras unos kilómetros de cómoda subida, llegar al alto de la Gargantilla. De aquí salen varios caminos. El de enfrente me llevaría a San Rafael. Yo tomo el de la derecha, para iniciar los 3 últimos y durísimos kilómetros hasta conseguir el objetivo. En este último tramo tengo que echar pie a tierra en un par de ocasiones, no solo por la gran pendiente, sino sobre todo porque la pista es toda de piedra suelta y se pierde totalmente la tracción. Seguro que habrá craks que consiguen subirlo montados, pero no es mi caso. Sin más novedad llego al pico de Cueva Valiente, donde me recibe un precioso huski que estaba dormitando en la puerta del refugio. Como siempre, disfruto de las increíbles vistas y descanso un rato mientras doy buena cuenta de las barritas de rigor. Estoy a una altura de 1.903 mts, pero la temperatura es muy agradable. Que nadie se moleste en buscar una cueva en las inmediaciones del pico porque no la hay. El origen de tan extraño nombre es desconocido. Comienzo el descenso y al poco, en una amplia curva a derechas del camino de subida, tomo un senderillo que sale enfrente y me llevará hasta el collado Hornillo. Este sendero es una verdadera trialera, lo cual no me hace ninguna gracia, pero es el único camino que conozco para poder completar la ruta que me he propuesto. Afortunadamente, no es muy largo. Además está muy deteriorado por el continuo paso de motos. Veo que alguien, en un arrebato de lucidez, ha intercalado troncos en el camino para impedir su paso. Con ello, lo único que conseguirá es lo que ya resulta evidente, que las motos se desvían del camino y pasan campo a través, con lo cual, lejos de mitigar el deterioro, lo agravan. Acojo con alivio la llegada al collado y a la carretera. Tomo la dirección de la izquierda para llegar al collado de la Mina. Es curiosa la historia de este collado. Anteriormente, se llamaba collado del Ciervo, pero en la época de la II Guerra Mundial, se explotaba en sus inmediaciones una mina de wolframio, mineral de gran valor estratégico, ya que servía para blindar la punta de los proyectiles anti-tanque. Por lo visto, la explotación se realizaba tanto a cielo abierto como en mina de galería, que según parece se encuentra unos 100 mts por debajo de la carretera. Habrá que investigar en otro momento y tratar de visitarla. De ahí que, en la actualidad, se haya impuesto el topónimo de collado de la Mina. Una vez alcanzado el collado y ya en territorio madrileño, desaparece el asfalto de la pista. Inicio el descenso y un poco antes de llegar al alto del León, me desvío a la derecha para tomar una nueva pista que me dejará en el embalse de la Jarosa. Desde aquí, ya por carretera, llego a Guadarrama, donde cojo la M600 para dirigirme al punto de inicio de la ruta, en el Tomillar. Este tramo entre Guadarrama y El Escorial es bastante problemático por el intenso tráfico, pero no conozco ninguna alternativa por caminos o pistas.
Al final, me han salido 51 km de una ruta muy exigente pero divertida, variada y con unos paisajes espectaculares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

se llama Cueva Valiente porque hay una cueva en la que se guarecían los bandoleros hace unos 150 años, entre ellos el que da nombre a la cueva, El Valiente. Evidentemente, si él se escondía es porque no era de fácil acceso, y mucho menos en bici. La citada Cueva está a unos 500 metros de la cima, dirección San Rafael, en un lugar escarpado y de difícil localización. Yo doy fe de su existencia y si bucea en internet incluso verás fotos de ella. Por lo demás, me ha gustado tu relato y pienso realizarlo en bici, ya que como senderista ya lo he realizado. Gracias.