domingo, 30 de diciembre de 2007

30-12-07. Torrelodones, Molino de la Hoz



Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres.

Jules Renard

Para terminar el año, he repetido la ruta de hace 15 días, pero esta vez completándola y evitando errores de orientación. He vuelto a comenzar en La Navata, para dirigirme hacia Torrelodones, y de aquí a Molino de la Hoz, también atravesando de nuevo los altos muros de la presa del Gasco. Hoy no he cometido el error anterior, y he podido coger la pista que, desde las cercanías de la presa, me ha llevado directamente a la urbanización Molino de la Hoz, concretamente a su entrada, frente a la residencia geriátrica. Desde aquí, por carretera, he llegado al Puente de Retamar, donde, tomando una pista a la derecha, se inicia la ascensión más larga de la jornada. Son 5 km con tramos bastante duros, pero también tiene zonas de descanso. Una vez acabada, en vez de tirar hacia Galapagar, me he dirigido directamente a Colmenarejo. Callejeando, he llegado a la urbanización Parque Azul. Al final de la misma tomo la pista de acceso a la ermita Nuestra Señora de la Soledad, de muy reciente construcción, ya que data del año 1.999. Siguiendo de frente según se viene del pueblo, se atraviesa una barrera e inicio el descenso hacia el pantano de Valmayor. Atravieso por debajo la carretera del Escorial y me dirijo hacia la urbanización Los Arroyos. Justo antes de llegar al colegio Gredos San Diego, me desvío a la derecha, por una pista que en suave ascenso me acerca hasta la puerta verde, donde se inicia el camino a Galapagar, a la altura de la urbanización El Rincón. Desde aquí, rápidamente me encamino hacia La Navata, por el camino del cuartel de la Guardia Civil. El cuenta señala 43 km cuando llego a casa. Por cierto, acabo de leer que la marcha de Valdemorillo de este año será el próximo 3 de Febrero. Habrá que ir pensando en prepararse.




domingo, 23 de diciembre de 2007

23-12-07. El Calvario. La Barranca

A veces pienso que Dios creando al hombre sobreestimó un poco su habilidad.

Oscar Wilde

Por fin ha llegado la nieve a la sierra. Nos marcamos una ruta por los aledaños, aunque hemos terminado viendo más de la que hubiéramos deseado. Iniciamos el recorrido en Collado Mediano, para dirigirnos por carretera hacia Los Molinos, por el Alto de la Serranilla. Desde aquí continuamos a Cercedilla, hacia el polideportivo, donde se inicia el camino del Calvario. Muy descriptivo el nombre. Por este camino llegamos primero al embalse de Navalmedio y continuamos ascendiendo. Aunque llega hasta el mismo puerto de Navacerrada, en esta ocasión lo abandonamos a la altura del Ventorrillo, en la carretera del puerto. En el tramo del Calvario entre el embalse y el Ventorrillo, podemos contemplar una de las curiosidades de la sierra: el famoso árbol de la cadena. Subiendo un rampón considerable, vemos a nuestra derecha un magnífico ejemplar de pino cuya base está abrazada por una cadena. De los eslabones, cuelgan letras en hierro fundido con la leyenda: "A su querida memoria 1840-1924". La historia nos cuenta que en el año 1924, pasaba unos días de asueto en el chalet del Hispano Americano enclavado en el Ventorrillo el que en ese momento era el director del diario El Sol. Descansaba en el pinar el buen hombre cuando le comunicaron el fallecimiento de su padre. Impresionado, quiso rendir un homenaje al autor de sus días. No se le ocurrió cosa más natural que salvar la vida del árbol bajo el que reposaba. Aquel altivo pino silvestre tenía en el tronco la marca de los hacheros. Así que, tras comprarlo al maderista, ciñó en su base una cadena con la sencilla frase citada. Antonio López Lillo en su documentado inventario de los árboles singulares de la región da fé de esta historia. El pino en cuestión todavía aguanta en pie. Cercano a los dos siglos de edad, crece a tiro de piedra de la otrora temible curva del Ventorrillo. Continuamos la ruta y después de bajar unos cientos de metros por la carretera, nos desviamos a la izquierda para tomar la pista de la Barranca. Desde el principio nos encontramos con nieve, que sin embargo no nos impide pedalear hasta que lógicamente, vamos ganando altura y llega un momento en que tenemos que patear. Dado que parece imposible llegar hasta el mirador de las Canchas, decidimos coger el atajo de la senda Ortiz, sin duda uno de los senderos más bonitos de toda la sierra de Guadarrama. Muy frecuentado por bikers y senderistas, se impone la máxima prudencia al recorrerlo. De ello depende la buena convivencia entre todos. Al finalizarlo, llegamos de nuevo a la pista del valle de la Barranca, en la vertiente situada bajo la imponente mole de la Maliciosa. Iniciamos un rápido descenso que nos lleva a Navacerrada pueblo. Desde aquí hasta Collado Mediano, metemos plato y le damos tralla para llegar a buen ritmo al punto de inicio y llegada de la ruta de hoy. Un total de 34 kms de ruta muy divertida y a ritmo alto excepto en los tramos en los que hemos tenido que patear a causa de la nieve.

sábado, 15 de diciembre de 2007

16-12-07. Torrelodones, Molino de la Hoz

Es totalmente cierto que el vino gana con la edad; cuanto más viejo me voy haciendo, más me gusta.”
Anónimo
Las aguas del ciclismo español siguen bajando turbias. Esta semana nos hemos enterado del positivo de Pecharromán. ¿La sustancia dopante?: ¡un crecepelo!. Lo siento por el pobre ciclista, que lo estará pasando muy mal, pero no he podido evitar soltar una carcajada cuando lo he leído. Ha dado positivo por ingerir una sustancia para combatir el síndrome de Hortaleza (tiene más pelos en los huevos que en la cabeza). Este tema se merece un monólogo en el club de la comedia.

La ruta de hoy tiene propiedad intelectual. La he sacado del siguiente enlace:


Gracias a su autor, Ciudadanodelmundo, por compartirla. Aunque originalmente se inicia en el Puente de Retamar, al vivir en La Navata, la he iniciado prácticamente en la puerta de mi casa. Es sorprendente que después de tantos años viviendo en la zona, todavía me queden por conocer senderos y caminos. El tramo entre La Navata y Torrelodones lo descubrí la semana pasada. Hoy, he descubierto el camino entre Torrrelodones y Molino de la Hoz. Primero discurre por una ancha pista de tierra. Después, se inicia un descenso por una pista hormigonada en una zona de zetas con una gran pendiente. Tiene que ser durísimo subirla. No me ha quedado muy clara la función de esta pista. Terminado el descenso, acaba bruscamente la pista y se inicia, durante varios kilómetros, un sendero casi escondido que debe ser un suplicio en verano, ya que te debes destrozar los brazos y las piernas con las jaras que lo invaden, hasta hacerlo desaparecer por momentos. Acaba en la presa del Gasco, una obra impresionante del siglo XVIII, que en su gestación constituyó el germen de una idea tan sencilla como descabellada nos podría parecer ahora: comunicar el interior de la península con el mar mediante canales navegables. Los consejeros de Carlos III debieron convencer a su rey de la viabilidad del proyecto, que consistía básicamente en comunicar mediante canales las cuencas fluviales de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Zancara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar, y Guadalquivir. Se iniciaron las obras en el año 1785 y se interrumpieron definitivamente en el año 1799, cuando una terrible tormenta destruyó parte del muro meridional. A partir de ahí se abandonó el proyecto. Además de los restos de la presa, no aptos para personas con vértigo, se pueden contemplar tramos del canal cerca de la presa, así como en Las Matas. Una vez atravesada, con precaución ( tiene una altura de 70 mts., ahí es ná) he tenido un pequeño despiste y he salido a la carretera del Escorial antes de tiempo, por lo que en rápido descenso me he dirigido hasta el puente de Retamar, donde se inicia la pista de subida hasta Colmenarejo, con algunos tramos bastante duros en los que se hace necesario el plato pequeño. Dado que andaba mal de tiempo y el resto de la ruta lo conozco bien, he optado por dirigirme directamente a casa tras haber completado 35 km. Eso sí, me he creado una asignatura pendiente con esta ruta. He de completarla y además sin los pequeños despistes de hoy.


domingo, 9 de diciembre de 2007

9-12-07. Pequeña ruta para mantener la forma

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.

Albert Einstein
Después de dos semanas de inactividad debido a una contractura lumbar, y desoyendo los sabios consejos del médico, me he quitado el mono de bici de la mejor manera, haciendo una pequeña ruta. Ya se sabe que lo mejor para evitar la tentación es caer en ella. Eso sí, sin grandes alardes, solo han sido 31 km. He aprovechado para explorar nuevos caminos que tenía pendientes cerca de casa. Había visto en el Google Earth un camino que, desde La Navata, concretamente desde la urbanización Riomonte, llegaba hasta la urbanización Los Jarales, en Torrelodones. La verdad que ha resultado un camino muy bonito. Sale a la carretera de Torrelodones-Galapagar, y después he cogido la local M-852 hasta llegar a la carretera del Escorial, que he atravesado para, por el camino que sube pegado a la finca el Chaparral, llegar a Colmenarejo. Desde aquí, callejeando y cogiendo nuevas pistas, he llegado al embalse de Valmayor. Me sorprende que con un otoño tan seco, siga estando casi a su nivel máximo.
Probablemente estarán haciendo aportaciones desde el embalse de Picadas, sino, no tiene explicación. Se hace raro no ver un triste charco en todo el camino. Cojo la carretera que va hacia los Arroyos y me desvío hacia el camino de la puerta verde, por el que llego a Galapagar. Aprovechando que he ido a un ritmo más globero aún de lo que soy habitualmente, he aprovechado para hacer fotos. Estaba el día idóneo para ello. Incluso ha acompañado la temperatura. Después de las últimas heladas, hoy el termometro no ha bajado de 10 ºC. Esta vez, en vez de subir de Galapagar a La Navata por el camino del cuartel de la Guardia Civil, lo hago por la carretera. Espero que a partir de la próxima semana pueda reanudar las rutas en condiciones. Espero también, que lleguen pronto las lluvias, a poder ser exceptuando las horas en que coja la bici.


domingo, 25 de noviembre de 2007

25-11-07. Abantos-Collado de la Mina


Es cierto que no te quiero tanto como cuando éramos novios, pero es que a mi nunca me han gustado las mujeres casadas

Proverbio americano
Sin duda alguna, los 63 km de la ruta de hoy contienen todos los elementos que nos hacen disfrutar del mountain bike: carreteras en buen y mal estado, caminos ciclables 100%, cuestas empinadas, descensos vertiginosos. Además, podemos añadir muchos km, mucha dureza y un frio del carajo que incluso nos ha congelado el agua de los bidones, y no es una metáfora. Hemos comenzado la ruta en Collado Mediano a las 8 h de la mañana, aún amaneciendo. Por carretera, nos dirigimos a Guadarrama y El Escorial. Pasado el cruce del camping, a la altura del merendero El Tomillar, cogemos la carreterilla que nos lleva a Abantos. En la subido empezamos a entrar en calor y disfrutamos como siempre de las maravillosas vistas. Nos vamos entreteniendo también leyendo las pintadas de la carretera realizadas con motivo de la etapa de la Vuelta, hace dos meses. Cuando remontamos el collado y pasamos a la vertiente norte, notamos al viento y la diferencia de temperatura. Paramos un momento en la cima, para las fotos de rigor y el tentempié, junto al letrero nuevo instalado por un forero de http://www.altimetrias.com/. La verdad es que se lo ha currado.

Comenzamos a bajar en dirección al camping de Peguerinos, y antes del mismo cogemos el desvío a la derecha que nos llevará al Collado de la Mina. Si ya en esta vertiente el frío es extremo, para remate nos envuelve una cerrada niebla. Vemos las primeras nieves de la temporada. Una vez en la cumbre, comenzamos un rápido descenso hacia el Alto de León. Por cierto, todo el tramo sigue con un firme deplorable. Prácticamente ha desaparecido el asfalto. Qué tiempos aquellos en los que pasaba la Vuelta por aquí. Claro que, si eran los tiempos de Lucho Herrera y nosotros lo vivimos, queda demostrado lo viejos que somos. Pensábamos parar en el Alto, pero decidimos no hacerlo para no quedarnos fríos. Iniciamos por tanto el descenso en dirección Guadarrama, y a eso de 1 km cogemos a la izda. el camino que nos llevará a Cercedilla. Una vez aquí, pasada la vía del tren bajamos por varias calles hasta alcanzar la carretera de Los Molinos, que atravesamos y, a través del Alto de la Serranilla (bueno, en realidad, lo de Alto es un poco exagerado, no llega ni a tachuela), llegamos de nuevo a Collado Mediano. Lo dicho, una ruta muy exigente, de las más duras que hemos realizado, pero también una ruta que recorre algunos de los parajes más espectaculares de la Sierra de Guadarrama.



domingo, 18 de noviembre de 2007

18-11-07. Galapagar. El Escorial. Collado Villalba

El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.
Woody Allen
Después de una semana de fuertes heladas y temperaturas matutinas bajo cero, hemos pensado que no era lo más adecuado subir a la sierra, por lo que nos montamos una ruta por las tierras bajas. Partimos desde La Navata, y por la vía pecuaria (C/Charco de la Hoya), nos dirigimos hacia Galapagar, a donde llegamos a la altura del cuartel de la Guardia Civil. Nos encaminamos hacia la Urbanización El Rincón, y atravesándola tomamos el camino de la puerta verde. A su término, giramos a la izquierda para descender hacia el embalse de Valmayor. Al llegar a la carretera, giramos de nuevo a la izquierda. Cruzamos por debajo la M-505 (que va a El Escorial) y continuamos por un camino que primero en suave ascenso y después llaneando, nos deja en la M-510, de Colmenarejo-Valdemorillo, cerca ya de la presa. Nos dirigimos hacia este último pueblo y poco antes de la rotonda situada en la carretera de Navalcarnero-El Escorial, giramos a nuestra derecha para tomar un camino en muy mal estado con el que vamos bordeando varias urbanizaciones (El Paraíso, Valmayor). Este camino nos deja de nuevo en la carretera Navalcarnero-El Escorial, cerca del acceso a la urbanización La Pizarrera. Llegamos a este pueblo por la rotonda de Prado Nuevo, donde un pequeño grupo de fieles espera que de nuevo se les aparezca la Virgen. En fin. Nos dirigimos ahora hacia la carretera de Guadarrama, y por ella llegamos hasta el camping El Escorial, de donde parte una pista que nos llevará hasta Collado Villalba. Esta pista se llama por lo visto Paseo del Monasterio Antiguo. Una vez en Villalba, nos dirigimos hacia el polígono P-29, el Parque de La Coruña y la carretera de Galapagar. Poco antes de llegar a este pueblo, cogemos el camino del campo de tiro para entrar en La Navata, y así completar esta ruta circular que al final ha resultado de 54 km, sin especiales dificultades físicas, por lo que la hemos recorrido a buen ritmo.

domingo, 11 de noviembre de 2007

11-11-07. Embalse de La Maliciosa-La Barranca

Nunca olvido una cara pero con la suya voy a hacer una excepción
Groucho Marx
Hoy nos hemos levantado con ganas de subir cuestecillas. Nos marcamos para ello una ruta con dos subidas duras, sobre todo la del embalse de La Maliciosa. Iniciamos la ruta en Collado Mediano, y subimos por el camino del depósito de agua que nos llevará hasta la urbanización Reajo del Roble. Aquí, cogemos unos metros la carretera de Navacerrada en dirección a Collado Villalba, y enseguida giramos a la izquierda para atravesar la presa del embalse de Navacerrada y dirigirnos a Becerril. Atravesamos este pueblo por la zona del polígono industrial, y llegamos a una rotonda en la confluencia con la carretera que viene de Colmenar Viejo. Seguimos de frente, hacia Mataelpino, y enseguida llegamos a la altura de la urbanización Vista Real. Cogemos su calle principal, ya en ascenso. Al final de la misma, comienza la durísima subida al embalse. Desde el inicio de la urbanización, son solamente 2,3 km, pero de una dureza extrema, agravada además por el mal estado del firme. Es una especie de asfalto degradado que se alterna con zonas de hormigón en las curvas. Vamos a la velocidad mínima para no caernos, pero a ratos, se pierde tracción y debemos acelerar para no perder el equilibrio. Una vez arriba, descansamos un par de minutos y tras un rápido descenso, giramos en un cruce de caminos a la derecha para enfilar la subida a la Barranca. Desde el punto en que nos encontramos, habrá aproximadamente 6 km de subida hasta el mirador de Las Canchas. Inicialmente, la subida es pestosa pero se sobrelleva. El último km incrementa de forma abrupta su pendiente, y obliga a recurrir al plato pequeño. Pero en ningún caso se sufre tanto como en la subida de la Maliciosa. Una vez arriba, descanso, agua, barritas de muesli y empezamos a descender por la otra ladera, hacia la carretera del puerto, que tomamos a la altura del Ventorrillo. En este descenso nos cruzamos con bastantes bikers, algunos de los cuales van practicando empujing, y también muchos senderistas. Una vez en la carretera, rápido descenso hasta Collado Mediano, en el que entramos por el camino que se toma en la Serranía de la Paloma. Una bonita y dura ruta de 35 km.

viernes, 2 de noviembre de 2007

1-11-2.007. La Bola del Mundo

En las fechas en las que estamos, y ante el previsible cambio de tiempo, nos apetecía subir por última vez a la Bola del Mundo, antes de que la nieve lo impida. Quedo con mi hermano en su casa, en Collado Mediano. Desde ahí, partimos por el camino que rodea el depósito de agua del Canal de Isabel II, hasta llegar a la Urbanización Reajo del Roble. Aquí cogemos ya la carretera que sube al Puerto de Navacerrada. Si habitualmente el tráfico es intenso, en esta ocación lo es todavía más. Se conoce que la gente quiere aprovechar bien el puente. Vemos a muchas personas con el cesto preparado para recoger setas. Otra cosa será que las encuentren. Da la sensación que hay más buscadores que ejemplares. Vamos subiendo a buen ritmo, hasta coronar el puerto. Nos sorprende no encontrarnos con más ciclistas. Puede ser debido a nuestra manía por madrugar, si se le puede llamar madrugar a salir de Collado Mediano a las 9 h. Una vez coronado el puerto, giramos a la derecha nada más entrar al aparcamiento e iniciamos la agonía. Metemos la maricona, también llamada plato pequeño, y nos disponemos a afrontar los últimos 3 km. Esta vez, afortunadamente, no sopla el viento. La última vez que intentamos subir, el día de la Clásica a los Puertos, soplaba tan fuerte que a media subida tuvimos que darnos la vuelta. Aquí entra en juego nuestro componente masoquista. No se entiende sino, que alguien pueda disfrutar de una subida en la que hay tramos con el 20% o más de pendiente. Pero así es, y metro a metro, golpe a golpe de pedal, vamos progresando hasta conseguir alcanzar la cima. Confirmo lo que comprobé en mi última subida, que han vallado todo el recinto, por lo que lo bordeamos por la derecha hasta llegar al vértice geodésico. Desde aquí, disfrutamos como siempre de las espectaculares vistas, nos hacemos las fotos de rigor y sin más dilación, dada la temperatura reinante, iniciamos el descenso. Habíamos pensado parar en el bar del telesilla, pero decidimos bajar hasta el puerto y en la terraza de Venta Arias, nos damos un homenaje con un caldo hirviente que nos reconforta el espíritu y sobre todo el cuerpo. Tan bien nos sienta que se nos quitan las ganas de pedalear, por lo que cambiamos otra vez de planes y en vez de bajar por el camino del Calvario, lo hacemos por la carretera, hasta llegar a la urbanización Serranía de la Paloma, en la cual nos desviamos por un camino que nos deja otra vez en el punto de inicio. El descenso se convierte en un suplicio por el frío, sobre todo para mi hermano que, muy valiente él, va con guantes cortos y coulotte de veranillo. Al final, el cuenta indica 37 km. De la media horaria mejor no hablamos, dado el tiempo que tardamos en subir hasta la Bola del Mundo. Pero lo más importante, objetivo cumplido.

viernes, 3 de agosto de 2007

Via de la Plata 2.007 (Inconclusa)



VIA DE LA PLATA. VERANO 2.007

Esta podría perfectamente titularse la “Crónica de un fracaso”. Tantos meses de ilusiones y preparativos, tantas esperanzas puestas en la ruta para encontrarme con una prematura retirada, sin haber completado ni la cuarta parte de la misma.

Lo peor de todo es que, a pesar de mis temores iniciales, la ruta no me ha resultado de gran dureza física. Incluso para un novato de las alforjas como yo, me he llevado la agradable sorpresa de que el peso influye menos de lo que pensaba en el pedaleo. Pero no contaba con un elemento inesperado: el calor. Efectivamente, el calor me ha matado. Además de haber tenido la mala suerte de encontrarme con la primera ola de calor en un verano hasta el momento bastante fresco, nunca pensé que este factor pudiera influir de tal manera. El agravante ha sido que, debido a la cantidad de líquido que debía tomar, no tenía nada de hambre. Después de dos días de pedaleo sin prácticamente comer, el tercer día tomé la decisión de abandonar. Ahora que ya han pasado tres días, me maldigo por no continuar, pero mirándolo fríamente, creo que tomé la decisión adecuada. Me estaba exponiendo a males mayores si continuaba así. Aunque todavía me sentía fuerte, no era prudente proseguir alimentándome a base de gazpachos, que era lo único que admitía mi estómago, además de litros de agua, cocacolas y cualquier otro líquido.

Aún así, ahí va mi minicrónica:

Sábado 28-7-07. Mérida

Llego a Mérida con el coche de alquiler que había contratado en Madrid. Lo devuelvo en la oficina de Avis que está en la estación de autobuses. Hasta el Hostal Senero, donde iba a pasar esa noche, me permito el lujo de dar las primeras pedaladas. No llega ni a un km. En el Hostal, por cierto donde atiende una familia a cada cual más amable, dejo la bici y me dispongo a visitar la ciudad. De una estancia anterior, tengo pendiente una visita al Museo Nacional de Arte Romano. Verdaderamente impresionante. Del edificio en sí, obra de Rafael Moneo, creo que hay opiniones para todos los gustos. Particularmente creo que es de agradecer la sobriedad del mismo.
Consigo la credencial en la Asociación de Amigos del Camino, y paso el resto del día paseando y viendo la penúltima etapa del Tour, en la que Alberto Contador consigue mantener el maillot amarillo.
A toro pasado, creo que este día cometí el primer error. Dado que llegué muy pronto a Mérida, debería haber aprovechado para hacer parte del camino, hasta Aljucén. Lo tendré en cuenta si repito la experiencia.

Domingo 29-7-07. Mérida-Caceres. 81 km.

Inicio la ruta a las 8,00 h. Mi intención era madrugar más, pero la bici estaba en la recepción del hostal y no abrían hasta esa hora. Ya hace calor, pero resulta agradable el pedaleo. Me encamino hacia el embalse de Proserpina, una obra romana impresionante. Una vez pasado el mismo, al cabo de un par de km se deja la carreterilla y se toma un camino que conduce al pueblo de Carrascalejo. Sin duda, para mí este es el tramo más bonito de la jornada. Después, se llega enseguida a Aljucén. A partir de este último pueblo, viene un tramo de más de 20 km de absoluta soledad hasta llegar a Alcuéscar. En este tramo me crucé con los únicos peregrinos que vería en todo el día. Era un grupo de tres personas a pie, un hombre y dos mujeres. Nos saludamos efusivamente y cada uno continúa a su ritmo. Creo que todos notábamos ya la soledad. Al llegar a Alcuéscar, paro en un bar a tomar un bocadillo de jamón que no consigo terminar (primer síntoma), acompañado de dos cocacolas que me saben a gloria. Continúo la ruta. Hasta Casas de Don Antonio, el paisaje es agradable, pero una vez pasado este pueblo, la ruta transcurre paralela a la carretera, en un paisaje árido, sin ninguna sombra. A la salida de Aldea del Cano, nada más atravesar la carretera me encuentro con una fuente. Aprovecho para reponer los bidones, mojarme la cabeza y prosigo. Un poco más adelante, tengo el primer despiste de la jornada. Al llegar al Aeroclub de Cáceres, no veo ninguna flecha y justo delante de las pistas de despegue el camino gira a la izquierda. Pues por ahí me voy. Al cabo de 1 km me percato del error. Doy la vuelta y vuelvo a las pistas. No me imaginaba que el camino atraviesa las mismas y continúa entre los hangares. Llego a Valdesalor (veo en Internet que algún bicigrino ha rebautizado el pueblo como Valdecalor). Paro en la gasolinera a la salida, me tomo otra cocacola y vuelvo a reponer los bidones con agua fresca. Me encamino a la última subida de la jornada, y desde ahí, rápidamente llego a Cáceres. Aquí vuelvo a perder las flechas, así que me meto en la ciudad por unas avenidas grandes y preguntando, consigo llegar al albergue Las Veletas, a las 14,30 h. Me asignan una habitación con cinco camas en la que sería el único huésped. Me ducho y me voy a comer a la Plaza Mayor, que está al lado. Me tomo de primero un gazpacho y el segundo, pollo asado, lo dejo prácticamente entero. Ya me empiezo a preocupar porque me resulta imposible deglutir nada sólido. Por la tarde, aprovecho para visitar la parte vieja de la ciudad, pero el calor es tan intenso que me vuelvo enseguida al albergue. Esa noche no consigo cenar nada.


Lunes 30-7-07. Cáceres-Galisteo. 76 km.

Este día sí consigo empezar a pedalear a las 7 h. La verdad que se agradece. Los primeros km, hasta El Casar de Cáceres. A partir de aquí, se inicia el camino hasta el embalse de Alcántara, y empiezo con la rutina de las cancelas: bajar de la bici, abrir la cancela, pasar la bici, cerrar la cancela, montar en bici y proseguir. A lo largo del día, calculo que repetiría la operación unas 20 veces. En este tramo veo al único peregrino de la jornada. Iba a pie. Una vez llegado al embalse, tramo de carretera de unos 5 km, que me resultan cómodos. Pero después, para compensar, el tramo hasta Cañaveral resulta duro y difícil por el paisaje desnudo, árido y con alguna subida importante. Paro en este pueblo a almorzar. Le pido al camarero del bar medio bocadillo de tortilla de patatas con pimientos, que estaba de muerte, pero no consigo terminar. Eso sí, me tomo mis dos cocacolas de rigor. Prosigo con un tramo todo en subida. Justo antes de llegar al Puerto de los Castaños, me encuentro con un rampón en el que tengo que hacer empujing por primera vez. Una vez en el puerto, pierdo las flechas, así que aprovecho para acercarme por carretera a Grimaldo, donde paro en una fuente a reponer agua en los bidones. Continúo por carretera, tomo el desvío de Holguera y enseguida me vuelvo a reencontrar con el camino. A partir de aquí, la ruta transcurre por senderos en algunos casos en muy mal estado para la bici. Se convierten en verdaderas trialeras. Llego a una carretera y tras un corto tramo por la misma, retomo la ruta por una pista en buen estado que me lleva directamente a Galisteo. Pero antes de llegar, hay que desviarse del camino en un cruce indicado. Aquí me encuentro de nuevo con un rampón que me obliga otra vez a practicar el bonito deporte del empujing. Bajo un sol inclemente, echo varios tragos de agua calentorra de los bidones. Así, sin más, llego al pueblo a las 13,30 h y me alojo en el bar Los Emigrantes. Me meto en la ducha bajo el agua fría, pero ni por esas consigo quitarme el calor. Bajo al restaurante a comer. Se repite lo del día anterior, me tomo de primero un gazpacho y el segundo, merluza rebozada, ni lo pruebo. Me paso la tarde en la habitación con el aire acondicionado a tope. Ya me empieza a preocupar la situación. A las 20 h., salgo a dar un paseo por el pueblo, también para ver si se me abre algo el apetito. En una tienda, compro un pack de 6 Actimel que me los bebo prácticamente seguidos. Esa sería mi cena del día, junto con una barrita de muesli. Ya en la habitación, empiezo a valorar seriamente la posibilidad del abandono. Mirando el mapa, veo que estoy cerca de Plasencia, desde donde podría volver a casa sin problemas. Si continúo la ruta, mi siguiente escapatoria estaría en Salamanca, y me quedan dos etapas para llegar allí. Decido que, según pase la noche y amanezca al día siguiente, tomaré una decisión sobre la marcha. Además, para retomar la ruta debo ir hacia San Gil, que está en la carretera de Plasencia.




Martes 31-7-07. Galisteo-Plasencia. 20 km.

La noche la paso mal debido al calor. El aire acondicionado hace muchísimo ruido, así que desisto de ponerlo para no molestar a nadie. Me levanto a las 6,30 h., me preparo y recojo la bici del garaje hacia las 7,15 h. Coloco todo en las alforjas y parto por la carretera hacia San Gil a las 7,30 h. Enseguida llego a este pueblo y veo el camino a la izquierda de la carretera, perfectamente señalizado con un mojón de la Junta de Extremadura. Aquí debería decir eso de que “estaba sumido en un mar de dudas”, “el corazón me pedía que girara a la izquierda”, “una fuerza interior me empujaba a continuar”, etc. pero la realidad no fue tan poética. La cruda realidad fue que eché un rápido vistazo al cruce y continué hacia Plasencia, donde llegué antes de la 9 h, ya con una temperatura de 30º C. Y aquí acaba esta primera tentativa de la Vía de la Plata.

Reflexiones a vuela pluma

1ª) Por lo poco que he visto, esta ruta no presenta especiales dificultades físicas. Etapas de 70-80 km son perfectamente factibles.
2ª) He leído en internet que hay ciclistas que se plantean esta ruta en su totalidad por carretera. A pesar del evidente peligro, puede ser una opción interesante. Lo que no tiene mucho sentido es meter una bici con alforjas por trialeras, como me pasó en un tramo entre Grimaldo y Galisteo.
3ª) El paisaje es muy cambiante. Se pasa de zonas de dehesas a otras totalmente desprovistas de vegetación arbórea. Supongo, de todas formas, que al comienzo de la primavera todo el paisaje será espectacular.
4ª) ¡Como he echado de menos el fresco de la sierra de Madrid, donde habitualmente hago mis rutas!.