Un optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo.
Jaume Perich
En una época como ésta, de pertinaz sequía según las sabias y doctas autoridades competentes, he salido a pedalear por enésima vez bajo una manta de agua. Mala suerte que tiene uno. Y para terminar de poner a prueba mi componente masoquista, me he acercado a La Pedriza, con ascensión a La Nava (1.960 mts) incluida. A las 8,30h de la mañana, mientras montaba la bici en el aparcamiento de Canto Cochino, los pocos montañeros que deambulaban por allí me miraban con cara de "¿ande va éste?". Me he quedado con las ganas de confirmarles sus sospechas: sí, soy freaki porque el mundo me ha hecho así. Nada más salir del aparcamiento me cae la primera chupa de agua, que no me dejará hasta llegar a la buitrera. Aquí, he dudado si subir o no a La Nava, pero como la lluvia parecía que daba una tregua, he optado por intentarlo. Tras casi 6 km de ascensión, he llegado y como siempre, me he deleitado con las espectaculares vistas. Hoy, además, debía ser el día de la fauna nacional. Primero he visto dos tímidos corzos en el bosque, subiendo hacia la buitrera. Camino de La Nava, me he encontrado con un rebaño de cabras montesas descansando tranquilamente en el mismo camino. Me han dejado acercarme lo suficiente para hacerles fotos. La población actual de las cabras, cifrada en unos 800 ejemplares, es fruto de una reintroducción efectuada en los años 90 con animales procedentes de Gredos y las Batuecas. Por lo visto, este año el gobierno regional está planteándose declarar la especie como cinegética, ante lo que considera sobrepoblación de ejemplares. Parece que no puede haber otras alternativas, como traslados de ejemplares a otras zonas o reintroducción de depredadores (¿el lobo?). Para terminar con el desfile de fauna, bajando La Nava se me ha cruzado un zorro que debía sufrir de obesidad, porque nunca había visto uno de ese tamaño. Obviamente, no me ha dejado hacerle fotos. Tanto en este tramo como en el que va de la buitrera al collado de los Pastores me he cruzado con ciclistas. Y más sorprendente aún, al poco de comenzar a bajar me he cruzado con un tío que subía hasta La Nava ¡corriendo!. Un verdadero crack. En el collado de los Pastores he parado un rato para descansar. Y justo cuando he iniciado el descenso hacia Canto Cochino, ha comenzado de nuevo a jarrear. Ya no me ha abandonado la lluvia hasta que he llegado al coche. La jornada de hoy me ha recordado a otra con la misma ruta y las mismas circunstancias. Fue el día de la boda del príncipe. Me hice el firme propósito de ser uno de los pocos españoles que no iban a ver en directo el enlace. Aquel día, como hoy, terminé calado hasta los huesos. La lástima fue que llegué a casa y todavía no habían terminado todos los actos de la ceremonia. ¡Qué pesadez!.
Como resumen, 41 km de puro mountain bike. La Pedriza nunca defrauda.
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