El hombre que se ríe de todo es que todo lo desprecia. La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene una dentadura bonita.
Enrique Jardiel Poncela
Enrique Jardiel Poncela
Hacía tiempo que tenía curiosidad por conocer el anillo verde ciclista de Madrid. En principio, un carril bici de 63 km que circunvale la ciudad parece un reto interesante. Además he pensado, con el ojo clínico que me caracteriza, que al ser día festivo en mitad de un puente tan largo, no habría mucha gente. En esto, también me he equivocado. Ya lo decía el torero, hay gente pa tó. Y vaya si la hay, a la vuelta a casa me he tenido que tragar el habitual atasco de la A6.
He dejado el coche en la zona de Puerta de Hierro, y he iniciado la ruta en dirección a la Casa de Campo, es decir, en sentido contrario a las agujas del reloj. Al poco de comenzar me he encontrado con un tramo en obras. Enseguida, se toma el puente que atraviesa la A6 y se inicia una parte interesante y por una pista ancha, sin ninguna dificultad ni peligro para el pedaleo. Esto dura hasta salir de la Casa de Campo. Quizá el único punto conflictivo es cuando se pasa por la misma puerta de entrada del zoológico. He visto también los preparativos de la prueba de la Copa del Mundo de MTB que se celebra el domingo.
Al salir de la CDC y entrar en el barrio de Latina, comienza propiamente el anillo por terreno urbano. Aquí comienzan las dificultades. Hay que extremar la precaución en los cruces de calzada, casi siempre semáforos mediante. En otros casos, por pasos de cebra que no siempre son respetados por los vehículos. Además de ello, los peatones aprovechan el carril bici para pasear, aunque no haya una parte del mismo específica para ello. Se continúa así por los barrios de Carabanchel y Usera. El siguiente tramo despejado de vehículos es el parque lineal del Manzanares. A la salida del mismo, está el que para mí es el punto negro del anillo: un paso por un túnel bajo las vías del tren, por una acera de medio metro de ancha. Si te cruzas con otro ciclista o peatón, tienes que bajarte obligatoriamente a la calzada. Creo que este punto se puede calificar de inadmisible. A partir de aquí, entramos en el parque de Entrevías y la zona de Vallecas, sin ninguna dificultad salvo algún cruce de carreteras. El siguiente barrio que atravesamos es Moratalaz, con las subidas más prolongadas de toda la ruta (por lo menos haciéndola en este sentido), hasta llegar a la intersección con la carretera de Valencia. Al ser el carril bastante ancho, se puede mantener un buen ritmo de subida. El tramo desde la A3 hasta la zona del estadio de la Peineta está bastante bien en cuanto al carril, pero son innumerables los cruces. En la zona del estadio, me encuentro con un desvío provisional de varios kilómetros. Al parecer, debido a las obras del metro que se ejecutan por los aledaños. La alternativa está resuelta en parte por paseos y en parte callejeando, con el peligro que ello conlleva. Al poco de retomar el carril bici, llego a la zona del parque Juan Carlos I y me despisto. No sé por qué he pensado que el anillo iría por su interior y por ahí he ido. Aunque rápidamente me he percatado del error, he aprovechado para recorrer el parque, que no lo conocía, y me he reincorporado al carril un poco más adelante. A partir de aquí se inicia un tramo un poco delirante. Primero, por la gran cantidad de cruces. Después, cuando se llega a Sanchinarro y Las Tablas, se va alternando el carril por los laterales de las avenidas con el centro de las mismas, todo ello acompañado por cruces y más cruces de semáforos. En Fuencarral se entra pasando por debajo de las vías por un túnel amplio y bien iluminado. Tras cruzar la carretera y un pequeño tramo por la misma acera, se retoma la pista para llegar hasta Montecarmelo. Aquí también son numerosos los cruces en un pequeño trayecto. Al salir de este barrio, comienzo el descenso hasta la zona de Puerta de Hierro, punto de inicio de la ruta. De nuevo, me encuentro con los incomprensibles cambios de carril de los laterales al centro de las avenidas. Y por supuesto, con sus correspondientes cruces.
A mí me ha dejado un sabor agridulce. Como idea, como concepto, el anillo es perfecto. Sin embargo, en su ejecución se han cometido a mi entender errores de bulto. Es comprensible que la orografía urbana presenta dificultades difíciles de solventar. Pero, en lo nuevos barrios (Sanchinarro, Montecarmelo, etc...) resulta difícil de entender que no se tuviera en cuenta el diseño del carril bici, cuando habría sido relativamente sencillo integrarlo en su proyecto de urbanización. La sensación que da en muchos tramos es que se ha integrado con calzador. También es cierto que no se debe considerar la utilidad del anillo en niveles deportivos, sino más bien como una posibilidad de unir diferentes barrios de la ciudad mediante un medio de transporte como la bici. En este sentido, no tiene nada que ver con el carril bici de Colmenar Viejo, que sí que es un medio adecuado para dedicarlo a entrenamientos. En cuanto a la señalización, en general es más fiable la horizontal que la vertical. Hay puntos en los que es fácil despistarse, pero enseguida se rectifica. Y por supuesto, quiero insistir en el punto negro del túnel con una acera de medio metro de ancha.
Supongo que con el tiempo, se irán arreglando los tramos que se puedan. Habrá que tener paciencia. Por mi parte, creo que seguiré por un tiempo con mis rutas por la sierra.
Al salir de la CDC y entrar en el barrio de Latina, comienza propiamente el anillo por terreno urbano. Aquí comienzan las dificultades. Hay que extremar la precaución en los cruces de calzada, casi siempre semáforos mediante. En otros casos, por pasos de cebra que no siempre son respetados por los vehículos. Además de ello, los peatones aprovechan el carril bici para pasear, aunque no haya una parte del mismo específica para ello. Se continúa así por los barrios de Carabanchel y Usera. El siguiente tramo despejado de vehículos es el parque lineal del Manzanares. A la salida del mismo, está el que para mí es el punto negro del anillo: un paso por un túnel bajo las vías del tren, por una acera de medio metro de ancha. Si te cruzas con otro ciclista o peatón, tienes que bajarte obligatoriamente a la calzada. Creo que este punto se puede calificar de inadmisible. A partir de aquí, entramos en el parque de Entrevías y la zona de Vallecas, sin ninguna dificultad salvo algún cruce de carreteras. El siguiente barrio que atravesamos es Moratalaz, con las subidas más prolongadas de toda la ruta (por lo menos haciéndola en este sentido), hasta llegar a la intersección con la carretera de Valencia. Al ser el carril bastante ancho, se puede mantener un buen ritmo de subida. El tramo desde la A3 hasta la zona del estadio de la Peineta está bastante bien en cuanto al carril, pero son innumerables los cruces. En la zona del estadio, me encuentro con un desvío provisional de varios kilómetros. Al parecer, debido a las obras del metro que se ejecutan por los aledaños. La alternativa está resuelta en parte por paseos y en parte callejeando, con el peligro que ello conlleva. Al poco de retomar el carril bici, llego a la zona del parque Juan Carlos I y me despisto. No sé por qué he pensado que el anillo iría por su interior y por ahí he ido. Aunque rápidamente me he percatado del error, he aprovechado para recorrer el parque, que no lo conocía, y me he reincorporado al carril un poco más adelante. A partir de aquí se inicia un tramo un poco delirante. Primero, por la gran cantidad de cruces. Después, cuando se llega a Sanchinarro y Las Tablas, se va alternando el carril por los laterales de las avenidas con el centro de las mismas, todo ello acompañado por cruces y más cruces de semáforos. En Fuencarral se entra pasando por debajo de las vías por un túnel amplio y bien iluminado. Tras cruzar la carretera y un pequeño tramo por la misma acera, se retoma la pista para llegar hasta Montecarmelo. Aquí también son numerosos los cruces en un pequeño trayecto. Al salir de este barrio, comienzo el descenso hasta la zona de Puerta de Hierro, punto de inicio de la ruta. De nuevo, me encuentro con los incomprensibles cambios de carril de los laterales al centro de las avenidas. Y por supuesto, con sus correspondientes cruces.
A mí me ha dejado un sabor agridulce. Como idea, como concepto, el anillo es perfecto. Sin embargo, en su ejecución se han cometido a mi entender errores de bulto. Es comprensible que la orografía urbana presenta dificultades difíciles de solventar. Pero, en lo nuevos barrios (Sanchinarro, Montecarmelo, etc...) resulta difícil de entender que no se tuviera en cuenta el diseño del carril bici, cuando habría sido relativamente sencillo integrarlo en su proyecto de urbanización. La sensación que da en muchos tramos es que se ha integrado con calzador. También es cierto que no se debe considerar la utilidad del anillo en niveles deportivos, sino más bien como una posibilidad de unir diferentes barrios de la ciudad mediante un medio de transporte como la bici. En este sentido, no tiene nada que ver con el carril bici de Colmenar Viejo, que sí que es un medio adecuado para dedicarlo a entrenamientos. En cuanto a la señalización, en general es más fiable la horizontal que la vertical. Hay puntos en los que es fácil despistarse, pero enseguida se rectifica. Y por supuesto, quiero insistir en el punto negro del túnel con una acera de medio metro de ancha.
Supongo que con el tiempo, se irán arreglando los tramos que se puedan. Habrá que tener paciencia. Por mi parte, creo que seguiré por un tiempo con mis rutas por la sierra.
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