Es un buen día hoy para utilizar adjetivos grandilocuentes: dantesco, épico.....¿Y como era eso de luchar contra los elementos?.
Esta mañana, el día se presentaba difícil, pero nuestro natural optimismo quizá nos ha impedido ver con claridad la que se nos venía encima. En el trayecto a Valdemorillo, el elemento más significativo era la niebla. Nos consolábamos comentando que no parecía hacer mucho frío. Ya en el pueblo, tenemos la suerte de aparcar cerca de la salida (ventajas de madrugar, otra de las manías familiares) y nos dirigimos hacia el polideportivo, a recoger el dorsal y la bolsa con los regalitos típicos de estas marchas. No se puede decir que se hayan estirado mucho. Una braga de B-Pro, una revista, una barrita energética y un folleto de Shimano. Como para tirar cohetes. Bajo un ligero sirimiri, nada molesto, nos colocamos en la línea de salida. Con el volumen a toda pastilla, el speaker nos deleita comentándonos los pormenores de la marcha y presentando al equipo olímpico español de MTB, participantes de lujo. En repetidas ocasiones, hace referencia a la dureza de la parte final para los que opten por la ruta larga, la de 50 km. En ese momento, nos parece un pesado. ¡Qué razón tenía el santo varón!. Con menos retraso de lo habitual, comienza la ruta. El inicio es similar al del año pasado. Después de atravesar el pueblo, afrontamos enseguida una dura subida en la cual, debido al atasco que se forma, debemos echar pie a tierra en algún tramo. Al poco, comienza a llover con ganas, una lluvia que ya no nos abandonaría. Con ligeros cambios con respecto al año pasado, nos encaminamos al primer avituallamiento, situado en el cruce con la carretera del Escorial, a la altura de la urbanización Valmayor. Habíamos quedado en saltarnos esta parada y continuar hasta la siguiente. Por pistas en buen estado, seguimos hacia Valdemorillo, bordeando la urbanización Paraíso. Ya de nuevo en el pueblo, subimos por la urbanización Pino Alto y nos dirigimos hacia el embalse. Nos sorprende ver a bastante gente dándose la vuelta, sin ni siquiera tomar la opción de hacer la ruta corta. Un poco más adelante nos encontramos con el cruce donde debemos decidir qué ruta tomar. Ni lo pensamos. La bajada hasta el embalse se convierte en un suplicio por la falta de visibilidad. Hace ya muchos kms que hemos prescindido de las gafas, totalmente opacas por el barro y ahora, tenemos que poner expresión oriental para intentar mantener limpia la mirada, en sentido estricto. Inmediatamente después, se inicia una subida de las de pie a tierra en el primer tramo y fuertes pendientes a continuación. Menos mal que al final de la misma estaba el segundo avituallamiento, donde sí que paramos. Aquí nos encontramos con la desagradable sorpresa de un pinchazo en la bici de mi hermano. Para darle más sentido al día, era inevitable que no nos funcionaran las bombas a ninguno de los dos. Menos mal que siempre hay un compañero solidario como el que nos prestó la suya (¡gracias!). Pero no éramos conscientes de que lo más duro estaba por llegar. Después de un largo y prudente descenso, vadeamos un río con el agua por las rodillas. A partir de aquí, iniciamos el calvario de la jornada. En principio, podemos mantenernos pedaleando, pero la gran cantidad de barro que se acumula en la bici hace que tengamos que bajarnos. Comenzamos un duro tramo de empujabike, con momentos en los que las ruedas se quedan prácticamente bloqueadas. Además, comienzo a sentir calambres en los cuádriceps de la pierna derecha. Menos mal que solo me molestaban al caminar. Cuando mejora un poco el terreno y podemos pedalear de nuevo, los cambios funcionan pésimamente, con saltos de la cadena en cualquier desarrollo. También fallan los frenos, aunque en nuestro caso, al ser de disco se comportan algo mejor. Una vez remontada la pendiente, un miembro de la organización situado en un cruce nos informa que solo quedan 5 o 6 km. Este tramo ya lo conocemos del año pasado. En el punto en que estaba situado entonces el 2º avituallamiento, se gira esta vez a la derecha. Por una suave pendiente, la última de la jornada, llegamos a la línea de meta. Otra de las averías es que se nos ha estropeado a los dos el cuentakilómetros, por lo que desconocemos tanto el tiempo como la distancia. En cuanto a la distancia, por lo que he leído en los foros, anda alrededor de los 47 km. Nuestro tiempo, más o menos 3 h 45 min. Dadas las circunstancias y el tiempo perdido con el pinchazo, creo que es para sentirnos satisfechos. Después de llegar nosotros, siguieron entrando bikers. Mientras nos quitaban los dorsales, dos que estaban a nuestro lado y que entraron con nosotros comentaban que habían hecho la ruta corta. Unos y otros nos ganamos una buena siesta (y una buena ducha). Para rematar la faena, nos acercamos a la gasolinera a limpiar un poco las bicis. Y ya por fin, nos montamos en el coche y de vuelta para casa, a intentar entrar en calor. Creo que recordaremos esta marcha por mucho tiempo.
1 comentario:
Hola
La gente se daba la vuelta porque pensaba que se habían pasado el cruce de la marcha corta. Y mas adelante, los municipales también indicaba, erróneamente, el desdoblamiento de la carrera. Creo que hubo mucha confusión por los dos recorridos.
Enhorabuena por terminar la marcha larga y por tu blog.
Saludos.
jfdelafuente
http://jfdelafuente.blogspot.com
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