Debo confesar que nací a una edad muy temprana
Groucho Marx
Groucho Marx
¡Como no disfrutar de una ruta en la que la mayor dificultad consiste en encontrar el mejor ángulo fotográfico!. Aún así, dada mi inactividad, mis tres semanas sin tocar la bici, se me ha hecho un poco larga. Los 51 km me han pesado al final, pero han merecido la pena el madrugón y la ruta.
Tras dos horas de trayecto desde casa, hemos dejado el coche al inicio del cañón, en el aparcamiento del restaurante...¿como se llamaba?...eh...¡ah, sí!, Restaurante el Cañón. No cabe mayor muestra de originalidad.
A las 8,30 h, la temperatura era de 0º. (Me niego a hacer el chiste fácil...). Los primeros km tienen un pequeño tramo de asfalto, y luego una buena pista hasta llegar al primer hito de la ruta: la ermita templaria de San Bartolomé. Conviene detenerse en ella. Se cree que se construyó entre los siglos XII y XIII. Su estilo corresponde a la época de transición entre el románico y el gótico. Así, su planta en cruz denota su origen románico, pero está revestida de ornamentos más propios del gótico. Lástima que no hayamos podido visitar el interior. Para los amantes de los elementos esotéricos, propios por otra parte de todo lo relacionado con la orden del Temple, resulta un filón. Para empezar, se dice que el lugar en que está ubicada es equidistante de los puntos más extremos por el Este y Oeste de la península ibérica, es decir, los cabos de Finisterre y Creus. Uno, escéptico por naturaleza, se ha tomado la molestia de comprobarlo con el Google Earth y me he llevado la sorpresa de verificar que es cierto, ya que la desviación es inferior al 0,5%, inapreciable por tanto. Así, es considerada un "Omphalos", un centro del mundo. Otra característica curiosa es que, en el exterior del ábside, se observa un crismón (símbolo tallado en piedra, formado por la superposición de una x y una p a la que se añaden otros elementos), que hace referencia a la cofradía francesa de los Hijos del Maestro Santiago, por lo que se cree que fueron sus constructores. Hay que tener en cuenta también que el Cañón del Río Lobos ha sido, a lo largo de los siglos, parte de uno de los miles de ramales del camino de Santiago, que más adelante enlazaban con el camino francés. Se cree por tanto, que la ermita junto con el cercano castillo de Ucero, eran lugares de iniciación esotérica para los miembros de la Orden. De todas formas, para los interesados en estos temas, que no es mi caso, internet es una fuente inagotable donde bucear en busca de misterios relacionados con esta ermita. A mí me satisface mucho más la contemplación de tamaña maravilla, tanto por sus características arquitectónicas como por el excepcional entorno en el que se sitúa.
Abrumados por tanta belleza, continuamos con la ruta. A partir de aquí, la pista se convierte en un sendero que nos obliga en varias ocasiones a vadear el río. Dado que lleva poca agua, y a pesar del intenso frío, optamos por cruzarlo aunque nos mojemos un poco. En todos los pasos, existe la opción de atravesarlo mediante unas piedras de gran tamaño colocadas para ese menester. Hemos comentado que en pleno invierno, y con más caudal, será inevitable hacerlo de esa manera, lo que puede resultar una pesadez, ya que supone llegar al río, bajarse de la bici, atravesar el puente de piedras, volver a montarse...Cuando esta operación se repite muchas veces, resulta pelín coñazo, que diría Rajoy.
Esta primera parte del cañón se acaba al llegar al puente de los siete ojos, en la carretera de Ucero a San Leonardo de Yagüe. Aquí, existe la opción de volver al punto de partida por la carretera, lo que nos daría una ruta de unos 30 km, o continuar por el cañón para recorrerlo en su totalidad, hasta llegar a Hontoria del Pinar. Efectivamente, ésta ha sido nuestra opción, faltaría más.
Retomamos la ruta precisamente por un camino paralelo al trazado ferroviario, en dirección a San Leonardo de Yagüe. Cuando llegamos a las cercanías de este pueblo, tomamos un pequeño tramo de carretera y de nuevo, nos desviamos por pistas, por los montes cercanos. Siempre en dirección E, nos dirigimos hacia Casarejos. Por estos montes, nos hemos cruzado con varios ejemplares de dos de las más representativas especies de la fauna ibérica: los cazadores y los buscadores de setas. Ya se sabe que los cazadores y los ciclistas de montaña no hacemos muy buenas migas, nos molestamos mutuamente. Pero ancha es Castilla, nunca mejor dicho, y con buena voluntad hay sitio para todos.
Al llegar a la altura de Casarejos, tornamos al sur y tras un pequeño tramo de asfalto, iniciamos un sendero por el arroyo Valderruedas, que desemboca de nuevo en el río Lobos. Nos preguntamos si este arroyo, ahora seco, llevará en algún momento un caudal importante. Porque si así fuera, sería el camino totalmente impracticable. Hay algún tramo en el que discurre encajonado entre paredes de roca, separadas no más de tres metros, ocupando el cauce del arroyo toda su anchura. Con un caudal importante de agua, el paso sería imposible. Ahora no es el caso, al contrario, resulta espectacular transitar por este sendero. Al final del mismo, llegamos de nuevo al cañón del río Lobos, muy cerca de la ermita, por lo que no nos queda sino desandar el camino para llegar al punto de inicio.
El primer tramo de esta ruta, es decir el recorrido íntegro del cañón hasta llegar a Hontoria, no tiene pérdida ya que está perfectamente señalizado en toda su extensión. Sin embargo, para el camino de vuelta se hace imprescindible el GPS. Aquí está el track.
Vale, sí, tengo que hacer de nuevo hincapié en que mi hermano me ha rematao. Se notan sus sesiones de gimnasio. En la próxima ruta en la que haya importantes desniveles, me tomaré la revancha.
Tras dos horas de trayecto desde casa, hemos dejado el coche al inicio del cañón, en el aparcamiento del restaurante...¿como se llamaba?...eh...¡ah, sí!, Restaurante el Cañón. No cabe mayor muestra de originalidad.
A las 8,30 h, la temperatura era de 0º. (Me niego a hacer el chiste fácil...). Los primeros km tienen un pequeño tramo de asfalto, y luego una buena pista hasta llegar al primer hito de la ruta: la ermita templaria de San Bartolomé. Conviene detenerse en ella. Se cree que se construyó entre los siglos XII y XIII. Su estilo corresponde a la época de transición entre el románico y el gótico. Así, su planta en cruz denota su origen románico, pero está revestida de ornamentos más propios del gótico. Lástima que no hayamos podido visitar el interior. Para los amantes de los elementos esotéricos, propios por otra parte de todo lo relacionado con la orden del Temple, resulta un filón. Para empezar, se dice que el lugar en que está ubicada es equidistante de los puntos más extremos por el Este y Oeste de la península ibérica, es decir, los cabos de Finisterre y Creus. Uno, escéptico por naturaleza, se ha tomado la molestia de comprobarlo con el Google Earth y me he llevado la sorpresa de verificar que es cierto, ya que la desviación es inferior al 0,5%, inapreciable por tanto. Así, es considerada un "Omphalos", un centro del mundo. Otra característica curiosa es que, en el exterior del ábside, se observa un crismón (símbolo tallado en piedra, formado por la superposición de una x y una p a la que se añaden otros elementos), que hace referencia a la cofradía francesa de los Hijos del Maestro Santiago, por lo que se cree que fueron sus constructores. Hay que tener en cuenta también que el Cañón del Río Lobos ha sido, a lo largo de los siglos, parte de uno de los miles de ramales del camino de Santiago, que más adelante enlazaban con el camino francés. Se cree por tanto, que la ermita junto con el cercano castillo de Ucero, eran lugares de iniciación esotérica para los miembros de la Orden. De todas formas, para los interesados en estos temas, que no es mi caso, internet es una fuente inagotable donde bucear en busca de misterios relacionados con esta ermita. A mí me satisface mucho más la contemplación de tamaña maravilla, tanto por sus características arquitectónicas como por el excepcional entorno en el que se sitúa.
Abrumados por tanta belleza, continuamos con la ruta. A partir de aquí, la pista se convierte en un sendero que nos obliga en varias ocasiones a vadear el río. Dado que lleva poca agua, y a pesar del intenso frío, optamos por cruzarlo aunque nos mojemos un poco. En todos los pasos, existe la opción de atravesarlo mediante unas piedras de gran tamaño colocadas para ese menester. Hemos comentado que en pleno invierno, y con más caudal, será inevitable hacerlo de esa manera, lo que puede resultar una pesadez, ya que supone llegar al río, bajarse de la bici, atravesar el puente de piedras, volver a montarse...Cuando esta operación se repite muchas veces, resulta pelín coñazo, que diría Rajoy.
Esta primera parte del cañón se acaba al llegar al puente de los siete ojos, en la carretera de Ucero a San Leonardo de Yagüe. Aquí, existe la opción de volver al punto de partida por la carretera, lo que nos daría una ruta de unos 30 km, o continuar por el cañón para recorrerlo en su totalidad, hasta llegar a Hontoria del Pinar. Efectivamente, ésta ha sido nuestra opción, faltaría más.
En este segundo tramo, el cauce del río estaba totalmente seco en todo su recorrido. Al parecer, no es exactamente así, sino que continúa por el subsuelo cuando el caudal es escaso, debido a la existencia de grutas y simas en la piedra caliza. Al poco de comenzar este tramo, nos vemos obligados a patear durante un corto trecho, lo que nos intranquiliza ante la gran demora que eso puede suponer. Pero resulta ser una falsa alarma, y a partir de ahí, el sendero resulta totalmente ciclable y muy divertido, a la medida para que mi hermano ponga a prueba sus dotes de rodador holandés y me lleve con la lengua fuera. Prácticamente coincide la salida del cañón con la llegada al pueblo de Hontoria del Pinar. Paramos a descansar junto a una antigua estación de tren abandonada, aunque parece que la han habilitado como albergue. Siempre da pena ver tanta vía ferroviaria en desuso. Y más en este caso, ya que forma parte del histórico trazado Santander-Mediterráneo. Resulta difícil entender que no se tenga en cuenta no ya la rentabilidad económica, sino la social. Pero claro, si se destinan todos los recursos a los AVEs y otras moderneces divinas de la muerte, poco queda para mejorar las comunicaciones de los pueblos del interior. ¿A quien le importa?.
Al llegar a la altura de Casarejos, tornamos al sur y tras un pequeño tramo de asfalto, iniciamos un sendero por el arroyo Valderruedas, que desemboca de nuevo en el río Lobos. Nos preguntamos si este arroyo, ahora seco, llevará en algún momento un caudal importante. Porque si así fuera, sería el camino totalmente impracticable. Hay algún tramo en el que discurre encajonado entre paredes de roca, separadas no más de tres metros, ocupando el cauce del arroyo toda su anchura. Con un caudal importante de agua, el paso sería imposible. Ahora no es el caso, al contrario, resulta espectacular transitar por este sendero. Al final del mismo, llegamos de nuevo al cañón del río Lobos, muy cerca de la ermita, por lo que no nos queda sino desandar el camino para llegar al punto de inicio.
El primer tramo de esta ruta, es decir el recorrido íntegro del cañón hasta llegar a Hontoria, no tiene pérdida ya que está perfectamente señalizado en toda su extensión. Sin embargo, para el camino de vuelta se hace imprescindible el GPS. Aquí está el track.
Vale, sí, tengo que hacer de nuevo hincapié en que mi hermano me ha rematao. Se notan sus sesiones de gimnasio. En la próxima ruta en la que haya importantes desniveles, me tomaré la revancha.
7 comentarios:
A esto se le llama saber perder, sí señor.
El globero
¡Que ganas me ha entrado! Me la apunto para el futuro cercano.
¡Hola, Jfdelafuente!. Te recomiendo encarecidamente la ruta. Sin duda alguna, de las mejores que hemos hecho. Un saludo
ChemaBtt
¿El arroyo de Valderrueda se puede considerar ciclable para un ciclista inexperto? Me gustaría hacer la ruta, pero no estoy muy seguro de no tener que bajarlo andando y eso eternizaría el recorrido.
Por cierto: Enhorabuena por el blog. Muy trabajado.
Perdona, Chasport, no había visto tu comentario. Efectivamente, el arroyo de Valderrueda es perfectamente ciclable. No tendrás ningún problema. Saludos y buenas rutas.
Gracias por la contestación, Chema. A ver si acabo con las chapuzas y me pongo a las cosas serias...
Publicar un comentario