Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no.
Mark Twain
El valle del Lozoya constituye una de las zonas naturales de más valor en la comunidad de Madrid. Dentro del término municipal de Rascafría, uno de los municipios que lo componen, está situado el Parque Natural de Peñalara, sí, el que lleva años esperando ser declarado Parque Nacional. A ver si un siglo de estos se consigue. Para los aficionados al MTB dispone de innumerables rutas. Pero también para el ciclista de carretera. En sus inmediaciones, puede disfrutar de los puertos de Cotos, Navafría, Canencia, Morcuera... La ruta de hoy la iniciamos en el pequeño pueblo de Alameda del Valle. Por una bonita y sombría pista, nos dirigimos a Oteruelo del Valle. A las 8 h, el termómetro marca solo 12 ºC. Las cerradas sombras del camino impiden que el sol nos caliente. En estos casos, lo mejor es aumentar el ritmo de pedaleo. Así, llegamos a Rascafría. A la salida de este pueblo, una especie de carril bici flanqueado por olmos y ocupado por peatones nos lleva hasta el monasterio del Paular. Este monasterio, inicialmente de la orden de los cartujos, fue mandado construir por el rey Juan I de Castilla en el año 1390. La vida religiosa se interrumpió en el año 1835, y no fue reanudada hasta 1954, cuando fue ofrecido por el dictador Franco a los monjes benedictinos. En la actualidad, está ocupado por una comunidad de monjes contemplativos de la congregación sublacense, quienes se encargan de su mantenimiento. Dispone también de hospedería y de tienda en la que se venden productos elaborados por los monjes.
Area recreativa de las Presillas
A pocos metros del refugio, una cerrada curva a izquierdas nos ofrece un mirador con unas espectaculares vistas de las montañas que por el norte cierran el valle de Lozoya. Al este, podemos contemplar la zona del puerto de Navafría y al oeste, el imponente pico de Peñalara, con algunos neveros que resisten las elevadas temperaturas del mes de Julio. A nuestros pies, los municipios de Alameda, Oteruelo y Rascafría aparecen perfectamente integrados en el entorno. Afortunadamente, aún no han sucumbido al hormigón desaforado.
Continuamos bajando y en pocos minutos nos encontramos de nuevo en el coche, aparcado esta vez junto a la iglesia de Alameda del Valle. No ha sido ésta una ruta que destaque por su longitud. Pero sus escasos 32 km nos han ofrecido algunos de los mejores paisajes que se pueden disfrutar en la comunidad de Madrid. Como siempre, he colgado la ruta en wikiloc.
2 comentarios:
Perdóname tú a mí por no informarte de que te enlazaba a mi blogg. Me parece que disfrutas de la bici y la naturaleza de forma sobresaliente, y eso es más que suficiente que te siga todos los pasos que das en tus rutas.
Enhorabuena.
Buenísima crónica, como siempre. ¿Echaste de menos al Globero? Di que sí, por favor.
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