Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
Albert Einstein
La de hoy es una ruta con dos ascensiones. La primera, al Alto de la Fuenfría, es más larga pero bastante llevadera. La segunda, la subida a Cotos a través del Camino Viejo del Paular, es más corta pero durísima, tanto por las pendientes como por el mal estado de la pista en algunos tramos.
Hemos iniciado la ruta en Collado Mediano en dirección a Los Molinos a través del alto de la Serranilla. La mañana, aunque fría, prometía buen tiempo, como así ha sido. En algunos momentos hemos pasado incluso bastante calor.
Zona de las Dehesas |
En este pueblo empieza ya a picar la carretera hacia arriba. Hasta llegar al Alto de la Fuenfría no tendremos prácticamente un momento de descanso. Pero es una subida que nos resulta bastante cómoda. También es cierto que la hemos subido tantas veces que nos conocemos cada recodo y cada trecho más complicadillo. Hasta pasar la zona de las Dehesas, ya en Cercedilla, no dejaremos el asfalto. Hay que estar atento para no tomar la calzada romana, totalmente inciclable. En este punto, donde acaba la carretera, muchos aparcan el coche e inician el ascenso en bici. Es una opción, pero creo que se pierden una parte muy interesante del ascenso.
Una vez atravesada una barrera que impide el tráfico, comienza la que quizás es la parte más dura, hasta un punto en el que nos volvemos a cruzar con la calzada romana. Nosotros tiraremos de frente, atravesando una portilla. Aquí empieza la parte más tendida, hasta llegar al mirador de los Poetas, donde efectuamos un cambio de vertiente que nos regala unas vistas increíbles hacia el sur. Y entre los pinos, de vez en cuando se adivinan hacia el Oeste la Bola del Mundo y las crestas de Siete Picos. Como hay incluso un pequeño descenso, podemos relajarnos con las vistas antes de afrontar los últimos kilómetros hasta el alto. Justo antes del mirador de la Reina, paramos en la fuente a repostar agua.
En la cima paramos un rato a descansar y dar buena cuenta de unas barritas. A escasos metros, un grupo de cazadores aguarda tras un parapeto el improbable paso de las palomas torcaces, en su migración hacia tierras sureñas. Es una manera como otra cualquiera de pasar la mañana del domingo, aunque nos pueda resultar absurda.
Iniciamos un descenso de varios kilómetros hasta la fuente de la Reina por una pista llena de piedra suelta que resulta agotadora. Me gustaría probar aquí una bici doble. Nunca he tenido ocasión de hacerlo, y no sé si en circunstancias similares supone un incremento apreciable de la comodidad, pero estamos llegando a una edad en la que buscamos el mínimo sufrimiento.
Después, giramos a la derecha para tomar una carreterilla asfaltada en buen estado que nos llevará hasta la carretera del puerto, a la altura de las siete revueltas. Entre un cerrado bosque, lo más significativo es el frío, agudizado por la alta velocidad conseguida.
Cuando llegamos a la carretera, tenemos que tomar dirección al puerto de Navacerrada durante unos cientos de metros, hasta llegar a una cerrada curva a derechas. La cruzamos y, tras atravesar una barrera, iniciamos la segunda subida del día, ésta mucho más dura.
Al principio, una pista asfaltada hace más cómodo el pedaleo, aunque también subimos algunos rampones de cuidado. Pero lo bueno comienza cuando giramos a la derecha y tomamos el Camino Viejo del Paular. Con los primeros metros, además, nos hemos preocupado, ya que las recientes lluvias y el paso de camiones han formado unas roderas en las que mantener el equilibrio resultaba problemático. Pero ha resultado una falsa alarma, posteriormente, la pista está en relativo buen estado. Ese es el único consuelo, el buen estado de la pista, porque en cuanto a pendiente, no ha dejado de castigarnos con unos porcentajes que me gustaría conocer en detalle, aunque sin duda alguna son en su mayor parte de dos dígitos.
Prácticamente al final de la subida, hay un trecho en muy mal estado, con pedrolos y raíces superficiales. Esta vez, solo he pateado unos 20 mts, y el último tramo, hasta los dos escalones de piedra que nos dan la entrada en Cotos, lo he podido hacer del tirón. Aquí, un abuelete se ha entretenido en hacernos fotos, a nosotros dos y a otro biker que iba justo por delante. Me gustaría verlas solo por contemplar el careto de sufrimiento que llevábamos.
En Cotos nos hemos dado el gustazo de sentarnos en la terraza del bar mientras dábamos cuenta de unos Aquarius y unas barritas, contemplando a los numerosos moteros que se habían dado cita, animados sin duda por el buen tiempo reinante.
Tras el merecido descanso, hemos encaminado nuestras monturas hacia Navacerrada. Son 7 kilómetros prácticamente llanos. He de reconocer que me he aprovechado de forma inmisericorde de mi hermano, gran rodador él. Ni un solo relevo le he dado. Es lo que tiene la confianza fraterna.
Una vez en el puerto, la opción lógica de bajada, para todo biker que se precie, es el camino del Calvario. Sin embargo, esta vez, dada la falta de tiempo, hemos optado por la carretera. Cada vez me da más yuyu, qué tiempos aquellos en los que la despreocupada juventud nos permitía locuras en forma de descensos..., iba a decir suicidas, pero tampoco es para tanto.
Hasta llegar a la urbanización Serranía de la Paloma, ya en Collado Mediano, y nada más pasar la presa de Navacerrada, no hemos abandonado el asfalto. Solo nos queda una rápida pista para volver al punto de inicio.
El señor wikiloc nos dice que la ruta tiene 58 km y 1.380 mts de desnivel acumulado. Habrá que creerle.
¡Cuanta afición! |
Una vez atravesada una barrera que impide el tráfico, comienza la que quizás es la parte más dura, hasta un punto en el que nos volvemos a cruzar con la calzada romana. Nosotros tiraremos de frente, atravesando una portilla. Aquí empieza la parte más tendida, hasta llegar al mirador de los Poetas, donde efectuamos un cambio de vertiente que nos regala unas vistas increíbles hacia el sur. Y entre los pinos, de vez en cuando se adivinan hacia el Oeste la Bola del Mundo y las crestas de Siete Picos. Como hay incluso un pequeño descenso, podemos relajarnos con las vistas antes de afrontar los últimos kilómetros hasta el alto. Justo antes del mirador de la Reina, paramos en la fuente a repostar agua.
El mirador de la Reina |
En la cima paramos un rato a descansar y dar buena cuenta de unas barritas. A escasos metros, un grupo de cazadores aguarda tras un parapeto el improbable paso de las palomas torcaces, en su migración hacia tierras sureñas. Es una manera como otra cualquiera de pasar la mañana del domingo, aunque nos pueda resultar absurda.
El Alto de la Fuenfría |
Iniciamos un descenso de varios kilómetros hasta la fuente de la Reina por una pista llena de piedra suelta que resulta agotadora. Me gustaría probar aquí una bici doble. Nunca he tenido ocasión de hacerlo, y no sé si en circunstancias similares supone un incremento apreciable de la comodidad, pero estamos llegando a una edad en la que buscamos el mínimo sufrimiento.
Después, giramos a la derecha para tomar una carreterilla asfaltada en buen estado que nos llevará hasta la carretera del puerto, a la altura de las siete revueltas. Entre un cerrado bosque, lo más significativo es el frío, agudizado por la alta velocidad conseguida.
Poco antes del Camino Viejo del Paular |
Al principio, una pista asfaltada hace más cómodo el pedaleo, aunque también subimos algunos rampones de cuidado. Pero lo bueno comienza cuando giramos a la derecha y tomamos el Camino Viejo del Paular. Con los primeros metros, además, nos hemos preocupado, ya que las recientes lluvias y el paso de camiones han formado unas roderas en las que mantener el equilibrio resultaba problemático. Pero ha resultado una falsa alarma, posteriormente, la pista está en relativo buen estado. Ese es el único consuelo, el buen estado de la pista, porque en cuanto a pendiente, no ha dejado de castigarnos con unos porcentajes que me gustaría conocer en detalle, aunque sin duda alguna son en su mayor parte de dos dígitos.
Camino Viejo del Paular |
Prácticamente al final de la subida, hay un trecho en muy mal estado, con pedrolos y raíces superficiales. Esta vez, solo he pateado unos 20 mts, y el último tramo, hasta los dos escalones de piedra que nos dan la entrada en Cotos, lo he podido hacer del tirón. Aquí, un abuelete se ha entretenido en hacernos fotos, a nosotros dos y a otro biker que iba justo por delante. Me gustaría verlas solo por contemplar el careto de sufrimiento que llevábamos.
En Cotos nos hemos dado el gustazo de sentarnos en la terraza del bar mientras dábamos cuenta de unos Aquarius y unas barritas, contemplando a los numerosos moteros que se habían dado cita, animados sin duda por el buen tiempo reinante.
Puerto de Cotos, 1.830 mts |
Una vez en el puerto, la opción lógica de bajada, para todo biker que se precie, es el camino del Calvario. Sin embargo, esta vez, dada la falta de tiempo, hemos optado por la carretera. Cada vez me da más yuyu, qué tiempos aquellos en los que la despreocupada juventud nos permitía locuras en forma de descensos..., iba a decir suicidas, pero tampoco es para tanto.
Hasta llegar a la urbanización Serranía de la Paloma, ya en Collado Mediano, y nada más pasar la presa de Navacerrada, no hemos abandonado el asfalto. Solo nos queda una rápida pista para volver al punto de inicio.
El señor wikiloc nos dice que la ruta tiene 58 km y 1.380 mts de desnivel acumulado. Habrá que creerle.
Aunque es un tema ajeno a la filosofía de este blog, quiero manifestar la gran felicidad que ha supuesto para la inmensa mayoría de los vascos la posibilidad de que, parece que esta vez sí, podamos alcanzar la tan ansiada paz. No quiero hablar ni de comunicados ni de organizaciones, que bastante publicidad les hemos hecho. Tan solo eso, la gran alegría que sentimos porque se acabe un período que ha resultado demasiado largo y demasiado negro. Y qué mejor forma de manifestarlo que con este vídeo en el que se pueden contemplar algunos de los más bellos rincones que esconde nuestra querida tierra.